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egún Fenalco, en el país se ha duplicado el consumo en restaurantes. Y entre tanta oferta gastronómica que ha llegado a Bogotá, Cusinando trae platos gourmet a su casa.
Langostinos sobre puré rústico en salsa de maracuyá, rigatoni amatriciana, risotto de mar. ¿Cree ser capaz de cocinar estos platillos? O, al menos, ¿sabe qué son?
En un país en el que se ha duplicado el porcentaje del presupuesto que cada hogar destina para comer fuera de casa, Javier Ríos y Daniel Medina se dieron a la tarea de no solo servir estas comidas gourmet en su mesa, también ambicionaron un día con que fuera usted quien los preparara.
Desde hace poco más de un mes están cocinando en el país Cusinando, una plataforma web desde la que usted puede escoger entre cinco recetas distintas cada semana y solicitar que le lleven los ingredientes – ya porcionados – y el instructivo de cómo prepararlos a su casa.
Las recetas suelen invocar sabores de todas las regiones del mundo y estar listas para caer en manos del más inexperto. La idea de Daniel y Javier es que usted viva la experiencia de un restaurante gourmet en su hogar y la mezcle con: una pizca de satisfacción que otorga haber sido quien elaboró los platos y dos cucharadas de la comodidad que le proporciona cocinar y comer en casa.
No solo usted se sentirá satisfecho, los emprendedores también prometen que su bolsillo estará contento. “Con nosotros, la gente come platillos gourmet por la mitad de precio. Nuestra meta más ambiciosa siempre es simplificar este proceso para nuestros clientes, de manera que cada vez sea más sencillo para ellos cocinar recetas premiun”, asegura Daniel.
Buscando dicha simplicidad, Cusinando tiene otra idea ‘en el fogón’: una app que estaría funcionando en menos de dos meses y desde la cual se podrán gestionar los pedidos del mismo modo en el que hoy se realizan desde su portal web.
Hoy, con un poco más de un mes funcionando y después de una inversión de 100 millones de pesos, las cabezas detrás de este proyecto esperan cerrar el año con 13.000 clientes fidelizados. Y aunque su primer objetivo es consolidarse en Bogotá, su hambre emprendedora no respeta fronteras. Para Cusinando, llegar a cualquier cocina del mundo no es misión imposible.
“De la par con Bogotá, montamos el negocio en Santiago de Chile. Nos está yendo muy bien. Ya tenemos planes de aterrizar en Medellín y estamos buscando pista en México. La idea es llegar a varios países de Latinoamérica. Perú también está bajo la lupa”, cuenta Javier.
Con algunos inversionistas aliados tanto en Colombia como en Chile, también están explorando otros nichos de mercado, ‘cocinando’ diferentes negocios con multinacionales como Nestlé o compañías nacionales como Café Quindío y preparando alianzas con restaurantes en Bogotá.
VOLANDO SOLOS
Luego de estudiar en la Universidad de Los Andes, Javier y Daniel viajaron hacia Chile para trabajar con LAN, aerolínea latinoamericana.
Allí, trabajando desde el área de innovación comercial y deseando poder emprender, vieron en un servicio gastronómico que califican como pobre su oportunidad para ‘arrancar’ solos.
“A Javier se le ocurrió y a mí me pareció una idea brillante. Con las ganas por hacer empresa renunciamos y empacamos maletas. Desde entonces le estamos apostando fuerte a Cusinando”, cuenta Daniel más con sus ojos que con su voz teñida de acento chileno.
Fue entonces cuando dos aficionados de la cocina - cuyo talento llegaba hasta saber preparar el desayuno - incursionaron detrás de la barra desde Colombia.
Renunciando a un buen sueldo y a la estabilidad que brinda trabajar para una multinacional, ‘saltaron al vacío’ en el mundo del emprendimiento, un entorno en donde la incertidumbre es el ‘pan de cada día’ y la palabra ‘descanso’ desaparece.
“Incluso tomándonos una cerveza con unos amigos estamos pensando en Cusinando. La empresa jamás abandona nuestras cabezas”, cuenta Daniel obsesionado, casi adicto a la adrenalina que se desprende de emprender.
Tantas ganas tenían de hacer empresa que la inversión inicial salió de sus bolsillos. “Emprender no es fácil. Ha sido bastante fuerte, pero tiene sus recompensas. Es gratificante ver cómo va surgiendo lo que soñaste”, cuenta Javier.
Pero Daniel aspira fuerte cuando le preguntan por las dificultades que han tenido que pasar. Por primera vez durante la conversación, no voltea a mirar a Javier buscando su aprobación y contesta desenfadado: “¿tengo que escoger una? (risas). Hay varias cosas. En un inicio tú no tienes idea para dónde vas, además que los resultados se hacen esperar. Nadie te dice si vas bien o no. Siempre nos hemos llevado muy bien, somos excelentes amigos pero… sí hubo un punto en que nos hizo falta interactuar con otras personas” – tan acelerado como con su respuesta, se apresura a complementarla – “los problemas ya están superados. Juntos luchamos por un mismo sueño y para ambos Cusinando es nuestra prioridad”, puntualiza.
LECCIONES APRENDIDAS
Si bien Daniel y Javier se decidieron por emprender, su tiempo en LAN no fue en vano. Reconocen que hay lecciones aprendidas siendo empleados que hoy les están siendo útiles y que hay cosas que extrañan.
Dentro de lo aprendido, una de las enseñanzas que más valoran es saber planificar, una herramienta muy útil – aseguran - en medio de la incertidumbre. “A veces a los emprendedores les cuesta la disciplina y ese es uno de los ‘bonus track’ de programar”, reflexiona Javier.
Otra de las conductas que heredaron de su época de empleados fue tener visión de futuro. “Uno es parte de esa máquina, hay mucha organización. Uno sabe a qué tiene que apuntar”, añade Daniel.
Y de aquellos años añoran varias cosas. Una de ellas, tener momentos de descanso. Poder despejar la mente un fin de semana y no pensar en nada relacionado con el trabajo.
Otro factor que consideran como ‘ventaja’ cuando se trabaja para una empresa es poder hacer parte de un organigrama: sí, extrañan tener jefe y gente que les ayude. “Ahora todo lo hacemos nosotros y, en ocasiones, es una locura”, acepta Daniel, aun extasiado por Cusinando.