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Juan Valdez Café continúa con el plan de internacionalización de sus franquicias
Juan Valdez pisa tierra mexicana. La marca –símbolo del café colombiano, que actualmente tiene detrás de sí a 563 mil cafeticultores– llega al mercado mexicano buscando el segmento Premium. Abre su primera de seis cafeterías que tendrá en el poniente-norte de la Ciudad de México, y que tras detallar un cuidadoso plan de negocios busca crecer hasta llegar en cinco años a 100 cafeterías en todo el país.
Alternativa en consumo sofisticado
No vamos a pelear con nadie, nos dice Juan Delgado, el director de la marca en México, y que después de haber sido directivo de multinacionales ha decidido entrar a la vida empresarial con una de sus pasiones, el café, y hacerlo en un país, México, que considera tiene grandes afinidades con Colombia.
“Llegaremos a 100 tiendas con calidad. Vamos a ser una alternativa para el consumidor mexicano, pero una alternativa Premium, de un café bien cuidado, de tipo arábigo, lavado, como es el café colombiano que se cuida desde su cosecha a mano en las faldas de las montañas.”
Delgado lleva Juan Valdez a México a través de una franquicia maestra, en donde podrá expandir la red de cafeterías al comprometerse a mantener todos los estándares exigidos por la marca desde Colombia.
Precio de garantía a cafeticultores
En las oficinas de la Federación Nacional del Café en Bogotá se encuentra la empresa encargada de cuidar la marca y la cadena de valor de Juan Valdez: Procafecol.
Procafecol es una empresa especial. Se encarga de manejar la marca, pero sobre todo de mantener un “ecosistema” de bienestar para los caficultores.
El presidente de Procafecol, Hernán Méndez, nos explica que el éxito del “ecosistema” de Juan Valdez, como ellos le llaman, es el precio de garantía que le pagan a esos 563 mil cafeticultores que forman la Federación Nacional del Café.
La Federación, a través del Fondo Nacional del Café, establece el precio de garantía pagado a los agricultores en base a la cotización del café colombiano en Nueva York, los costos de transporte y el tipo de cambio.
Esto les permite a los productores mantener normas de calidad en el grano, ya que tienen la certeza de un precio que les va a compensar los gastos de la cosecha.