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Pagos on line, la franquicia reina del pago electrónico

28.12.2011


Lo primero que sintió fue una arcada. La necesidad de expulsar todo el temor que en apenas segundos generó aquel trozo de papel que para Martin Schrimpff y sus socios significaba no sólo un desastre financiero, sino el abrupto final de un sueño.

“Esa vaina le pega a uno durísimo”, comenta hoy, ocho años después de aquella mañana en la que fueron notificados que Pagos Online, la empresa que intentaba conquistar el incipiente mundo del comercio electrónico en Colombia, había sido víctima de un fraude por $30 millones.

Sin duda, un precio muy alto para el trío de emprendedores que apenas un año atrás, en la sala de una casa, se lanzaron a la autopista de la información para hacer empresa. Fue en 2002 cuando, a pedido del portal de compras Mercado Libre.com, se sentaron a desarrollar una plataforma que permitiera hacer pagos electrónicos.

“Cada uno le invirtió $5 millones, que eran todos nuestros ahorros en ese momento, y duramos cerca de tres años sin pagarnos salarios”, recuerda Schrimpff, quien revela haber escogido como modelo de negocio a la compañía PayPal, adquirida recientemente por el portal de subastas Ebay en una operación que ascendió a los US$1.500 millones.

El sistema era sencillo: adquirir con las principales franquicias de medios de pago electrónico (Visa, Master Card, Diners, entre otros) un código único para el procesamiento de transacciones virtuales, establecer alianzas con los bancos que emitían dinero plástico y convencer a las empresas de que internet podía ser un medio mucho más efectivo para vender mercancías que el presencial.

Su primer cliente fue una empresa de esmeraldas, con la que entendieron que el furor de las compras por internet apenas estaba gestándose en Colombia. En su primer año lograron ingresos por $5 millones, pero quedaron en el olvido con aquella notificación bancaria.

“No vimos la cláusula en el contrato en la que nos comprometíamos a asumir el fraude. No fuimos conscientes de ese riesgo”, cuenta. Sucedió que uno de sus clientes, une empresa que vendía prendas de vestir al exterior, resultó ser una fachada que se pagaba grandes sumas de dinero con tarjetas de crédito robadas. Cuando los socios entendieron que los habían usado para legalizar el delito, trataron de contactarse con los responsables. Lo único que encontraron fue un número de teléfono y una dirección inexistentes.

Casi quedaron en la quiebra. Santiago Spinel dio por terminada su participación; José Vélez y Schrimpff solicitaron un préstamo para hacer frente a la deuda. A medida que cancelaban las cuotas, los socios se prometieron convertir aquella debilidad en su mejor y más grande fortaleza.

Así nació ‘Fraud Vault’, la herramienta que les permitió ofrecer un valor agregado a sus clientes. Se trata de un módulo que califica cada transacción según su riesgo: acudiendo a datos estadísticos e históricos, además de contrastar bases de datos de bancos, centrales de riesgo e historial de pagos. Si se encuentra alguna inconsistencia, la empresa contacta al usuario para comprobar que sea él quien está realizando la operación.

Esta aplicación consolidó la dominancia de Pagos Online en elnegocio electrónico colombiano. Poco a poco empezaron a sumarse clientes como Carulla, Éxito y Foto Japón, hasta que en 2008 apareció Aires con tiquetes a bajo costo que agitó el mercado
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“Esos $30 millones se convirtieron en un MBA de un día. Fue muy costoso pero nos inspiró para crear nuestro gran diferencial”, comenta Shcrimpff desde su escritorio. Como director de Desarrollo de Negocios maneja una empresa que emplea a más de 120 personas, que supera los 8.000 clientes, que soporta 4.000 transacciones en un mes y mueve US$70 millones. Es el principal responsable del 85% del comercio electrónico de Colombia que para algunos analistas, llegaría a US$1.000 millones en 2011.

Un poder emergente

La cifra es uno de los secretos mejores guardados del mundo de internet en América Latina. Se sabe que se pagó en dólares, millones, pero nadie se atreve a aventurar un número. Lo único cierto es que en 2009 Pagos Online entró a ser parte del conglomerado regional de internet llamado Buscapé. Ambos comparten una historia similar: creado en 1999 por cuatro universitarios brasileños, el portal que comparaba productos, ofertas y precios de artículos se volvió tan popular que muy pronto comenzó a buscar nuevas oportunidades de negocios fuera de las fronteras del vecino país.

“Adquirimos a Pagos Online porque encaja en nuestro plan estratégico: acompañar a los anunciantes que hacen comercio electrónico en todo su ciclo de compras, desde la necesidad de hacer publicidad, mostrar sus productos y servicios, y procesar medios de pagos”, explica Gastón Funes, gerente comercial para América Latina de Buscapé, quien asegura que desde entonces la cantidad de tiendas y ofertas publicadas creció en un 100%: “También sus clientes tienen hoy más transacciones y visitas porque aparecen en Buscapé”.

Justo en los días previos a que la operación se hiciera realidad, Schrimpff se dio cuenta de que un nombre se hizo recurrente. Con su equipo se dio a la tarea de investigarlo y lo que encontró lo dejó boquiabierto. Los datos lo remitieron a la Sudáfrica de 1915, cuando una empresa llamada Die Nasionale Pers (La Prensa Nacional, en afrikáans) fundó el diario Die Burger para legitimar la ideología de la supremacía blanca, que con el tiempo derivó en el régimen racista del apartheid.

Con el paso de los años y el éxito de las políticas que promovía, la compañía fue diversificando sus inversiones y se convirtió en un conglomerado de medios con una participación activa en la Bolsa de Valores de Johannesburgo: primero con un sello editorial, más tarde en el mercado de la televisión paga, y en los años 90, cuando el país echó por la borda su legado de racismo, en telefonía celular e internet. Para entonar con el nuevo ritmo de los tiempos, cambió su nombre por el acrónimo Naspers.

“Es un fondo de inversión a largo plazo que invierte en startups (compañías tecnológicas recién creadas), adquiere una parte mayoritaria y les brinda total libertad a sus fundadores para que tomen decisiones”, cuenta Schrimpff.

Al comandar la economía más robusta de África, su expansión la llevó a apoderarse del continente. Cuando éste le quedó pequeño, miró a los mercados emergentes. China sería su primera estación, y su primer gran logro, tras algunas apuestas desastrosas, llegó en 2001, cuando se hizo al 46,5% de QQ, un sistema de mensajería instantánea, por US$30 millones. Al cabo de cinco años, y gracias a su popularidad entre los jóvenes, la inversión se multiplicó hasta los US$10.000 millones, con dividendos anuales de US$300 millones.

Las inversiones se fueron multiplicando y de Asia (cosechó otro éxito con la rusa Mail.ru) aterrizó en América Latina, en Brasil, y puso sus ojos en Buscapé. “Su visión en la región fue la de adquirir una compañía que estuviera presente en casi todos los países y aplicar todo el conocimiento que desarrolló en el mundo”, dice Funes.

Un mes después de adquirir el 75% de Pagos Online, Naspers anunció el desembolso de US$360 millones para hacerse con Buscapé y convertirla en la casa matriz de su operación regional. Su división de internet, el brazo fuerte del conglomerado, abarca a más de 200 empresas. En el año fiscal 2011 el grupo reportó ingresos por US$4.629 millones, una valorización por acción del 30,5%.

“Nos llevan a cursos de Harvard y nos dan conferencias con los grandes protagonistas del sector. Nos cambiaron la visión”, dice Schrimpff, quien hace apenas dos meses lanzó Latin American Payments, la plataforma que permitirá a multinacionales como Sony o Amway integrar en la región sus operaciones de pagos. Un proyecto que podría quedarse corto: “Aún podemos crecer mucho más”.