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Agenda de competitividad
Según el Banco de la República, la economía colombiana mantiene su dinámica de crecimiento. Las cifras del Emisor indican que la expansión de la economía durante el tercer trimestre fue mayor a la registrada en el primer trimestre. Los principales motores de esta dinámica son el consumo y la inversión.
Aun cuando los precios internacionales de los bienes básicos disminuyeron, las exportaciones en dólares crecen a tasas altas. De otra parte, el gasto de los hogares continúa expandiéndose a ritmos altos y las licencias de construcción para vivienda muestran aumentos significativos. Esta dinámica se da en un ambiente en el que la inflación, aunque superior a la del año anterior, se mantiene dentro del rango meta establecido.
Esto ha llevado al Banco a estimar que el crecimiento más probable para 2011 sea de 5,5 por ciento. Igualmente, y a pesar del cada vez más complicado entorno económico mundial, para 2012 se espera que la demanda siga presentando un fuerte dinamismo, lo que hace prever que el crecimiento no se debilitará mayormente.
Al tiempo que el Banco de la República registra un comportamiento económico destacado en el corto plazo, el Consejo Privado de Competitividad (CPC) al presentar el Informe Nacional de Competitividad 2011-2012, muestra que, de cara al mediano y el largo plazo, los avances que el país presenta en esta materia son claramente insuficientes, haciendo el panorama más sombrío.
El Informe Nacional coincide con el diagnóstico que se deriva de los resultados para Colombia del reporte de competitividad del Foro Económico Mundial respecto a las tensiones que se presentan en la economía entre unas estructuras ancladas en el pasado y unos avances, unos desarrollos y unas potencialidades que tratan de impulsarla hacia niveles de progreso mayores y más sostenidos. A esto se le suman un ambiente social caracterizado por altos grados de inequidad y pobreza, y un equivocado y dañino manejo de la riqueza natural.
Frente a esta problemática, el Informe del Consejo Privado considera esencial y urgente que, para elevar los niveles de competitividad, el país implemente un proceso permanente de cambio estructural o, como lo denomina el Consejo, de transformación productiva. Para ello propone que se avance, simultáneamente, en la implementación de una agenda transversal a todos los sectores de la economía y en la ejecución de una política industrial que se enfoque en el impulso a ciertos sectores con gran capacidad de crecimiento.
El análisis del CPC y los resultados del Foro indican que el avance sostenido del crecimiento requiere que se adopten, de manera prioritaria, reformas estructurales en campos esenciales para la competitividad. La agenda de reformas, como se ha reiterado en estas páginas editoriales, tiene que ver con la salud, el sistema pensional, el mercado laboral, el sistema tributario, el régimen de competencia y la justicia.
El actual Gobierno ha sido muy tímido en algunos de estos campos, pues muchas de sus iniciativas no tienen el alcance ni la profundidad que se requiere, o se ha demorado en presentarlas a consideración del Congreso. Cada día que pasa el costo político de enfrentar estas reformas es mayor y la probabilidad de que ellas sean exitosas y pertinentes es menor.
Pero la agenda de competitividad debe ir más allá de las reformas, pues hay otros campos, como la educación, la infraestructura, la ciencia y la innovación, y el sistema financiero, que demandan una acción más decidida y eficaz.