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Del enroque a la conquista

01.08.2011


Hace poco más de treinta años ocurrió uno de los episodios más apasionantes de la historia empresarial colombiana. Un destacado grupo de dirigentes paisas creó el Sindicato de Empresas Antioqueñas, movimiento que buscaba defender la industria de esa región, que se veía amenazada por la toma hostil de los grupos económicos del momento, especialmente el de los Santo Domingo y el Grancolombiano de Jaime Michelsen Uribe.


Para salvar la propiedad de las empresas diseñaron una fórmula, conocida como el famoso 'enroque paisa', mediante la cual se cruzaron las acciones de un conjunto de compañías, consideradas las de mayor valor para los antioqueños -Suramericana, Nacional de Chocolates y Argos- y evitar que fueran adquiridas por los pulpos económicos del momento. En esta misión sacrificaron algunas sociedades de menor valor, pero al final salvaron las más importantes industrias de Antioquia.

Tres décadas después de este episodio, estas mismas empresas -que fueron el pilar del entonces Sindicato-, están escribiendo una nueva página en la historia. Han invertido los papeles y ahora son ellas las que van a la conquista. Han sorprendido a todos los que pensaban que con la globalización era inevitable que llegaran al país las multinacionales a quedarse con las empresas locales, como ocurrió con marcas tan emblemáticas como Avianca, Bavaria, Caracol, El Tiempo, Coltejer, Éxito, Paz del Río, Coltabaco, entre otras, que pasaron a ser controladas por capital foráneo.

El proceso de expansión de estas empresas en América Latina no tiene precedentes. La semana pasada lo ratificó el Grupo de Inversiones Suramericana (Gruposura) al firmar un acuerdo con el grupo holandés ING para adquirir su negocio de pensiones, seguros y fondos de inversión en Chile, México, Perú, Uruguay y Colombia. La compra, que asciende a 3.763 millones de dólares, se constituye en la más grande realizada por una compañía colombiana en la historia y consolida al Gruposura como líder en Latinoamérica por su portafolio de pensiones y uno de los primeros en ahorro e inversión.

Realizar esta operación hace unos años hubiera sido impensable. ING es considerada una de las cinco instituciones financieras más poderosas del planeta. En el pasado, lo común era que la banca europea llegara a América Latina a comprar, y no a la inversa. Que una compañía colombiana esté dispuesta a pagar 1,8 veces el valor en libros de uno de los negocios de una entidad de talla mundial es toda una osadía.

Y, sin embargo, esta no es la única hazaña de este tipo que ha protagonizado el otrora Sindicato. Otra empresa antioqueña, Argos, se ha convertido en el coloso del cemento y el concreto en el Caribe, Centro, Suramérica y el sur de Estados Unidos. Hace cuatro meses compró activos cementeros en Estados Unidos por 760 millones de dólares a la empresa Lafarge, líder mundial en materiales de construcción. La operación incluyó varias plantas de cementos, una molienda de clinker, 79 plantas de concreto, cinco terminales ferroviarias y un puerto marítimo en Estados Unidos. De esta manera, Argos se convirtió en el segundo productor más grande de cemento del sureste norteamericano, el cuarto productor más grande de concreto de ese país y uno de los líderes en el mercado de concreto de Atlanta, Dallas y Houston, importantes centros urbanos del sur de Estados Unidos. Lo más sorprendente es que la compra se realizó con recursos propios, sin necesidad de endeudarse. Que una empresa colombiana tenga la posibilidad de financiar, con su caja, una inversión de 1,3 billones de pesos, sin duda es un hecho muy significativo.

No menos importante ha sido el fortalecimiento del Grupo Nutresa, nombre actual del Grupo Nacional de Chocolates. Se ha convertido en la organización colombiana que más ha crecido internacionalmente en los últimos siete años y en uno de los grandes jugadores en el mercado de alimentos en América Latina, compitiendo con las gigantes corporaciones del sector en el mundo. Desde 2004, este Grupo ha comprado 15 compañías dentro y fuera del país. La más reciente adquisición fue hace cinco meses en República Dominicana, con lo cual el Grupo Nutresa completó 44 empresas en 12 países, desde Perú hasta Estados Unidos. A este último dieron el gran salto el año pasado, al comprar Fehr Foods, una empresa dedicada a producir y comercializar galletas dulces, presente en México, Panamá y en 43 estados de Estados Unidos.

Esta trilogía que integran Argos, Nutresa y el Gruposura (bajo este último se encuentra Bancolombia) ha dado origen a lo que el país conoce hoy como el Grupo Empresarial Antioqueño (GEA) que, en estricto sentido, no es un grupo económico como otros, pues aquí no hay un dueño absoluto (ninguna persona natural tiene más de 5 por ciento de las acciones), ni hay una familia detrás que ostente el control.

El GEA se constituye en la mayor organización de empresas del país, por encima de varios de los tradicionales grupos económicos. Entre las 12 compañías con mayor capitalización bursátil (valor en el mercado) están todas las inversiones del GEA. El valor de este conjunto de empresas en bolsa ascendía, a diciembre de 2010, a 45.000 millones de dólares.

Como sea que se analicen las cifras, todas ellas clasifican para ligas mayores. En conjunto, el Gruposura, Nutresa y Argos -con sus compañías operativas- contribuyen con alrededor de 6,4 por ciento del PIB nacional y generan más de 110.000 empleos.

¿Cómo llegaron a este punto tan alto en el cual, además de la veloz expansión, estas compañías lucen financieramente sólidas? La manera como lo han hecho resulta tan sorprendente como el mismo origen del Sindicato.

Nada ocurrió de la noche a la mañana. Si hace treinta años los empresarios antioqueños se aliaron para evitar ser absorbidos por las grandes empresas del país, lo que se está viendo ahora es el resultado de una estrategia diseñada cuidadosamente para defenderse, esta vez, de la toma que pudieran hacer las grandes multinacionales que con la globalización arrasan con las empresas locales. De cierta forma, los actuales administradores al frente de estas compañías siguieron los pasos de prohombres paisas como Santiago Mejía Olarte, Ricardo Ángel Villa, Fabio Rico Calle, Adolfo Arango Montoya, Jorge Molina y Nicanor Restrepo Santamaría, entre otros, quienes pusieron en marcha el Sindicato Antioqueño.

Camino a la expansión

Mucha agua ha corrido bajo el puente en tres décadas y el escenario en el que se han movido las empresas ha cambiado radicalmente. Basta recordar que en los años ochenta el país vivía bajo un modelo de economía cerrada y, con excepción de Carvajal, las empresas colombianas no tenían subsidiarias más allá de las fronteras patrias, aunque algunas ya exportaban.

Durante esa década, las empresas del llamado Sindicato se dedicaron a usar el exceso de capital y las utilidades que generaban los negocios para invertir localmente. Fue así como Argos, Nacional de Chocolates y Suramericana se llenaron de inversiones en todos los sectores: confecciones, textiles, hotelería, acero y comercio. Cuando llegaron los años noventa y con ellos la apertura económica, ya las empresas eran líderes del mercado en cada sector y no había más para dónde crecer. Los inversionistas extranjeros comenzaron a tocar las puertas de muchas de las empresas antioqueñas y en varias oportunidades se hicieron socios en negocios que han sido muy exitosos.

El Sindicato de Empresas siguió creciendo, y para finales del siglo era una auténtica maraña de inversiones en todos los sectores, con una estructura compleja y de difícil manejo. Fue necesario dar un giro estratégico, algo que asumieron los administradores de turno. Nicanor Restrepo Santamaría, al frente de Suramericana de Seguros durante muchos años, ha sido figura clave en esta historia. Su intervención fue vital en la fusión del Banco Industrial Colombiano (BIC) y el Banco de Colombia a finales de los años noventa, negocio que catapultó a esta organización e introdujo conceptos para asegurar la permanencia de las empresas y de sus miembros, con modelos productivos, éticos, transparentes y conservadores en la administración.

Luego fueron sus propios alumnos, Carlos Enrique Piedrahíta Arocha (hoy presidente de Nutresa), José Alberto Vélez Cadavid (hoy presidente de Argos) y David Bojanini (hoy presidente del Gruposura) quienes se encargaron de emprender este nuevo camino de crecimiento internacional. Los tres se formaron como empresarios en Suramericana, donde aprendieron el enfoque y adquirieron la visión de Nicanor Restrepo.

En el presente siglo y con la misión de mantener a flote y con éxito este importante conglomerado industrial, el nuevo empresariado antioqueño puso en marcha lo que sería la estrategia para pasar del viejo Sindicato a un nuevo y moderno modelo: comenzó a desenredarse la maraña de inversiones formada por años. Se definieron los sectores estratégicos en los cuales se concentrarían y se conformaron tres holdings bajo los cuales se agruparon todas las compañías: Suramericana de Inversiones, Argos y Nacional de Chocolates, sociedades que entrecruzan la propiedad accionaria, pero conservan el concepto de empresas inscritas en la Bolsa de Valores.

Para David Bojanini, presidente del Grupo de Inversiones Suramericana (Gruposura), "el desenroque fue clave porque antes la participación cruzada entre las propias empresas era de niveles de 85 por ciento y para el público había muy poco. Hoy los accionistas en general de todo el país son dueños de casi 50 por ciento de las empresas". Estas tres compañías, que actúan como holding de las empresas de alimentos, finanzas, seguros, seguridad social, cementos y energía, tienen cerca de 90.000 accionistas, pues todas son empresas inscritas en bolsa. Se destaca la participación de los fondos de pensiones que son los dueños de 31 por ciento del Gruposura.

En la tarea de limpieza quedó claro cuáles no serían los sectores objetivos. Se decidió salir del negocio del comercio minorista, que llegó a tener gran preponderancia en el viejo Sindicato Antioqueño, bajo el liderazgo de Almacenes Éxito y Cadenalco. Estas dos empresas se fusionaron y el Grupo optó posteriormente por ceder el control de Éxito a la cadena francesa Casino.

Tal vez la decisión estratégica más importante que adoptaron, hace casi diez años, fue convertirse en multinacionales en la región, para lo cual cada holding debía emprender su propio camino.

Así, el Grupo Nutresa (en el que están las empresas de carnes, galletas, chocolates, café, helados y pastas) se trazó la meta de ser la primera 'multilatina' del país. En este proceso de expansión, todo ha sido milimétricamente calculado. Carlos Enrique Piedrahíta, presidente de la compañía, señala que para ser competitiva y no ser presa fácil de las poderosas multinacionales del sector de alimentos que amenazaban seriamente su futuro, se fijaron el propósito de ser una empresa nacional con sede en Colombia, pero con operación y liderazgo en América Latina. Elaboraron un listado de las compañías de alimentos deseadas por el grupo y en ellas se han concentrado. Ha sido cuestión de buscar la oportunidad o crearla para ir agregando una empresa tras otra a la lista. Ya son más las que tienen en el exterior que las localizadas en el país: 20 y 25, respectivamente. Tiene nueve plantas en siete países: Colombia, Costa Rica, México, Panamá, Perú, Venezuela y ahora en Estados Unidos. Y cuentan con distribución propia en 11 países más. Hoy solo una tercera parte de las ventas de Nutresa proviene de la operación internacional y dos partes del mercado local.

Las cifras dan fe de la expansión que ha tenido el grupo en los últimos años. Hace una década, 400 personas trabajaban en la organización por fuera de Colombia y hoy el número supera las 6.000. Es decir, el personal internacional se multiplicó por 13.

En cuanto al Grupo Argos, para su presidente, José Alberto Vélez, salir era una decisión impostergable en el negocio cementero porque la participación en el mercado colombiano ya era cercana a 50 por ciento y había competidores muy fuertes que también están luchando por el mismo mercado. Como dice Vélez, "crecer era la mejor defensa para no ser presa fácil de las grandes multinacionales". En los primeros años de este siglo, Argos comenzó a diversificarse geográficamente. La expansión comenzó por el Caribe y a partir de 2005 se lanzó a la conquista del sur de Estados Unidos, que con Centroamérica y el norte de Suramérica se convirtieron en su territorio.

El Grupo Argos actúa como holding, al ser accionista mayoritario de las compañías Cementos Argos y Colinversiones. El tema de la energía ha sido considerado estratégico para esta organización y, según Vélez, el siguiente paso de Colinversiones, que siendo el jugador más joven del mercado eléctrico del país es el cuarto en capacidad de generación, será internacionalizarse.

Y el tercer holding, el Grupo Sura, que tiene bajo su sombrilla a Bancolombia, Suramericana, Protección y Enlace Operativo, también apostó a la internacionalización. Bancolombia es una de las inversiones más importantes del GEA. Es el banco más grande de Colombia, con 22 por ciento de los activos del sistema financiero; totaliza activos administrados por 121.000 millones de dólares, con 25 millones de clientes, 37.000 empleados y presencia en ocho países de América Latina; desde 2007 es un jugador regional luego de haber adquirido el Banco Agrícola, el conglomerado financiero más importante de El Salvador, en una operación que costó 900 millones de dólares. Bajo la presidencia de Jorge Londoño, Bancolombia se trazó la misión de convertirse en una entidad regional, después de haber demostrado que el modelo competitivo con el que opera en Colombia es perfectamente confrontable con la banca multinacional.

En la actividad aseguradora, Suramericana de Seguros, por donde arrancó la historia de este conglomerado, adquirió este año a Proseguros, en República Dominicana, y Aseguradora Suiza Salvadoreña (Asesuisa), líder en el mercado asegurador de El Salvador, y fortaleció a Suramericana Panamá donde ya tenía presencia. "El futuro crecimiento estará orientado al exterior", dice Bojanini. Y lo acaban de ratificar con el negocio de ING que incluyó aseguradoras en Chile y Perú. El otro filón de este holding es la seguridad social a través de la AFP Protección. Con el negocio de ING, el Gruposura se convierte en el primer administrador de pensiones en América Latina, en México, El Salvador, Colombia, Perú, Uruguay y Chile. En esta misma área de seguridad social el grupo tiene las empresas EPS Sura, ARP Sura e IPS. Aquí también se trabaja en la internacionalización.

Como se ve, los últimos han sido unos años muy fructíferos en materia de compras en el exterior para los empresarios antioqueños. El esfuerzo ha sido grande, pero también han contado con algo de suerte. La determinación de ser jugadores internacionales se dio en un momento muy oportuno: mientras la crisis de la economía obligó a muchos actores a vender activos claves en todo el mundo para sostenerse en pie, las empresas del GEA pasaban por un momento de salud financiera y bajo endeudamiento y pudieron salir a comprarlos. José Alberto Vélez destaca que esto se ha dado gracias a que las empresas han sido manejadas desde el pasado con disciplina y rigurosidad.

Eso no significa que compran todo lo que se encuentran. Estas empresas crearon una especie de bloque de búsqueda para detectar buenas oportunidades. "Nosotros analizamos país por país, donde queremos estar. Preferimos sacar a bailar a que nos saquen. Por eso escogemos las compañías, cuando están en venta participamos y si no, ofrecemos por ellas", dice Bojanini.

Aquí no termina la historia. La partida de ajedrez que comenzó hace treinta años con un enroque aún se sigue jugando con nuevas movidas estratégicas. Estos conglomerados no solo demostraron que no sucumbieron a la globalización, como otras grandes empresas que hicieron historia en Colombia, sino que, además, se han convertido en importantes jugadores de los negocios de la región. Bancolombia seguramente dará el siguiente salto.