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Colombia sale de compras

26.07.2011


Si a comienzos del siglo alguien hubiera pronosticado que a la vuelta de una década las empresas colombianas estarían haciendo negocios no de cientos, sino de miles de millones de dólares, nadie lo hubiera creído.
Ahora, en cambio, las cosas son diferentes.Así lo acaba de demostrar el Grupo de Inversiones Suramericana, que ayer confirmó los rumores en el sentido de que sería el ganador en la puja por los activos del conglomerado holandés ING, que quería deshacerse de sus operaciones de pensiones. Tras un proceso de seis meses, la compañía paisa se quedó con los intereses de dicha entidad en cinco países de la región, por el equivalente de 2.680 millones de euros.


Con ello les agrega a sus cuentas 70.000 millones de dólares en activos administrados, 2.100 millones de dólares de patrimonio y 10 millones de clientes.

Pero más allá de una transacción que hace toda la lógica para una de las empresas mejor administradas del país, que ahora consolida su estrategia de internacionalización, lo sucedido es la comprobación de que los colombianos están perdiendo la timidez a la hora de mirar más allá de sus fronteras.

Ese es un cambio fundamental para una nación, que hace muy poco era considerada como inviable por los observadores foráneos y que tenía una especie de complejo de inferioridad a la hora de tratar con el mundo exterior.

De hecho, ya pasó el momento en el cual lo signos de “se vende” aparecían en las instituciones privadas. Ahora, lo que existe es el ánimo de comprar.

Que la transformación es enorme es algo que comprueban las cifras.

Según datos de la Cepal, los egresos netos de inversión directa de Colombia pasaron de 913 millones de dólares en el 2007 a 3.008 en el 2009 y a 6.504 millones de dólares en el 2010, un récord que va a ser sobrepasado este año. Tal valor es inferior al registrado por México, Brasil o Chile, pero supera con creces al de Argentina o Perú, que tienen una comunidad empresarial muy activa.

Lo ocurrido es destacable, porque buena parte de los espacios habían sido ocupados con anterioridad. Sin embargo, es claro que el país se ha logrado posicionar en áreas importantes.

Una de ellas es la de los servicios de energía en los cuales Interconexión Eléctrica S.A., Empresas Públicas de Medellín y la Empresa de Energía de Bogotá, son jugadores de peso. Otra es la de los hidrocarburos, gracias al empuje de Ecopetrol, que ha adquirido compañías o abierto operaciones en diversos lugares del continente.

No menos destacable es lo hecho por Argos, que con su reciente adquisición de los activos de Lafarge en el sur de Estados Unidos emerge como un emporio importante en el campo del cemento y el concreto. En la lista tampoco se pueden olvidar los casos del Grupo Nutresa en alimentos o de Carvajal en materia editorial.

Mención aparte merece el sector financiero. Además de la exitosa compra que hiciera Bancolombia del Banco Agrícola de El Salvador en el 2007, se encuentra la del centroamericano BAC Credomatic, realizada por el Grupo Aval el año pasado. Ahora el turno es para el Grupo Sura que venía ampliando su radio de acción en Panamá y el Caribe.

Dentro de los elementos objetivos que permiten dichas expansiones hay más que factores sicológicos.

Sin duda el más importante es el repunte de la economía colombiana que, valorada en dólares, se ha multiplicado en tres veces y media en apenas diez años. Gracias a la buena evolución de la situación interna, los índices de riesgo han disminuido y el costo del capital también.

Puesto de otra manera, la causa fundamental del fenómeno visto es que ahora la compañías nacionales tienen acceso a fondos baratos que les permiten salir de compras, algo que nadie tenía en el radar hasta hace poco y que ahora forma parte fundamental –permanente– de la realidad empresarial del país.